Barrio Chino de La Habana: Un oasis de herencia asiática en Cuba

La inmigración china a Cuba comenzó en el siglo XIX como una forma de añadir trabajadores a la industria de la plantación de caña de azúcar. Tras firmar básicamente contratos de esclavitud, muchos inmigrantes se establecieron en las afueras de las murallas de La Habana, cerca de la antigua Zanja Real - un acueducto que suministraba agua a la ciudad. Por esta razón, encontrarás una calle que lleva su nombre, Calle Zanja, en el centro de La Habana.

Para el siglo XX, el Barrio Chino se había convertido en un centro de pequeños negocios propiedad de chinos que se beneficiaban de la expansión de la ciudad - convirtiendo al Barrio Chino cubano en uno de los más grandes de América Latina.

Tras una revolución triunfante, todos los negocios privados fueron nacionalizados, lo que provocó que miles de ciudadanos chinos huyeran de Cuba. Con el paso de los años, el vecindario perdió su antiguo esplendor, lo que llevó a la formación de un programa para revivir la cultura y el patrimonio chinos en Cuba durante la década de 1990. Hoy en día, ha recuperado gran parte de su encanto inicial, convirtiendo al Barrio Chino en una atracción turística que merece una visita si te encuentras en el centro de La Habana.

Hoy en día es difícil encontrar chino-cubanos con características faciales asiáticas claramente definidas, ya que la mayoría de los primeros inmigrantes eran hombres adultos que tuvieron hijos y formaron familias con mujeres mulatas y españolas. Sin embargo, sus descendientes modernos llevan aproximadamente ¼ de genes asiáticos y son los encargados de dirigir los pequeños restaurantes y negocios en el Barrio Chino.

La forma ideal de explorar el Barrio Chino sería navegar por sus numerosos espacios llenos de un poco de magia en el aire. De esta manera, puedes detenerte en el Jardín de Pekín (o Bar Pekín), una taberna al aire libre con un ambiente de antaño.

Luego, toma La Ruta del Dragón, una callejuela convertida en bazar, donde puedes comprar plantas ornamentales y especias cubanas locales. Más tarde, un paseo hasta la Plaza San Fan Con, un encantador parque donde los padres llevan a sus hijos a jugar - y si pasas en el momento adecuado - puedes quedarte para una rápida partida de Mahjong.

Una de las calles más atractivas es la Calle Cuchillo, posteriormente renombrada como El Callejón del Barrio Chino. Ahora, es un bulevar oficial lleno de restaurantes chinos tradicionales, cada uno con su propia especialidad y peculiaridad. El Tien-Tan es, con mucho, el más famoso de todos, aunque pueden ser un poco caros.

Muchos chino-cubanos con vínculos al Barrio Chino de La Habana hacen todo lo posible por mantener vivas sus raíces asiático-latinas para la próxima generación. Un ejemplo claro se encuentra en la Escuela Cubana de Wushu y Qigong - una institución vital del vecindario. El fundador y presidente de la escuela, Roberto Vargas Lee, promovió la idea de crear el instituto en 1995 y se convirtió en su portavoz para la cultura china y la salud física en Cuba.

Si pasas por la escuela durante las horas de la mañana, encontrarás a niños e incluso adultos mayores practicando artes marciales - y si tienes suerte - una exhibición improvisada añadirá un poco de emoción al momento.

Al cruzar hacia el Parque Shanghai, también encontrarás a personas mayores practicando Qigong en las horas de la tarde más frescas, lo cual se sabe que mejora la salud y la espiritualidad. En este mismo parque hay una estatua de Confucio inaugurada por el presidente de la Academia Confuciana en 2012. El entorno que rodea al parque está vivo con árboles de bambú y un gran mural de Yin Yang, transmitiendo una vibra de paz que es difícil de encontrar en cualquier otro lugar de La Habana.

El Barrio Chino se encuentra en el distrito de La Habana Central, delimitado por las calles Gervasio, Simón Bolívar o Reina, Galiano y San Martín - a una distancia que se puede recorrer a pie si te alojas en la Habana Vieja. También hay taxis y autobuses disponibles que te llevarán al interior del Barrio Chino o a sus alrededores.

Otro hecho interesante es la existencia de un cementerio chino, que comienza en la Avenida 26. Algunos historiadores dicen que este peculiar cementerio es el primero de su tipo en América Latina, cerca del Puerto de Mariel. Pero lamentablemente, solo quedan unas pocas ruinas consumidas por la vegetación, con un puñado de lápidas descoloridas que llevan inscripciones chinas.

Escrito por Javier Montenegro.

Publicado en Octubre 2022.