Playa Tarará - El secreto mejor guardado de La Habana

En la playa Tarará, descubrirás una gran riqueza de belleza natural, así como una excelente selección de restaurantes, bares y tiendas de conveniencia. Sin embargo, no encontrarás la intensidad (ni los precios) típicos de un concurrido centro turístico. En cambio, Tarará ha cultivado su tranquilo ambiente de aldea, donde ofrece una alternativa apacible para buceadores, nadadores y cualquiera que busque sanar su espíritu del ajetreo de la vida de 9 a 5.

Así que si estás planeando un viaje a Cuba, tómate un momento para conocer uno de los secretos mejor guardados de La Habana – o dedica un par de días para renovarte en sus costas.

Antes de tentarte con otro itinerario de actividades, comencemos con los fundamentos de la filosofía de la vida playera:

Este entorno tropical es un hermoso lugar para un poco de descanso después de un ajetreado itinerario de turismo. Consigue una tumbona de playa, pon en marcha una lista de reproducción en tus altavoces portátiles y mantente atento a los vendedores de playa que con gusto te traerán un coco fresco coronado con ron.

¿Demasiado calor? Date un chapuzón en las hermosas aguas turquesas. ¿Hambre? Encontrarás deliciosos mariscos frescos a solo unos minutos. ¿Inquieto? Da un paseo al club de yates cercano y escucha las historias sobre todos los dignatarios extranjeros y refugiados que buscaron refugio en Tarará antes que tú.

Con todo eso en mente, si en algún momento te apetece explorar más allá de la sombra de tu palmera, a cien metros al oeste de la playa Tarará se encuentra la Marina Marlin, un centro de actividad marina en la zona. Este es el lugar más fácil para reservar tours de buceo, bicicletas acuáticas y catamaranes.

La oportunidad de recorrer los once kilómetros de frente de playa desde el agua es una excelente manera de apreciar la belleza natural de la costa. ¡Solo ten cuidado de mantenerte cerca de la orilla! Las corrientes de la isla son fuertes y pueden ser difíciles de detectar – puedes derivar fácilmente a la vista de Miami con nada más que un catamarán y una quemadura solar épica.

Si prefieres mantener los pies secos, también puedes organizar caminatas y excursiones a lo largo de la costa. Lejos de ser caminatas exigentes, estos cortos paseos son una excelente manera de estirar las piernas antes de relajarte en una tumbona de playa. Sin embargo, aún ofrecen la oportunidad de avistar algunas de las aves costeras de Cuba, como los pelícanos y el chorlitejo silbador, un pequeño pájaro bien camuflado que migra a Cuba durante el invierno norteamericano.

Los tours están disponibles en inglés y español durante todo el día; sin embargo, sugerimos que comiences por la mañana, ya que las temperaturas del mediodía pueden superar fácilmente los 30 grados.

A solo unos momentos de la playa, encontrarás varios restaurantes y otros lugares para comer dispersos entre las villas y tiendas. Es aquí donde cenarás con un sutil aroma a brisa marina en un entorno que combina una impresionante arquitectura barroca prerrevolucionaria con una belleza natural asombrosa.

Te sugerimos que tomes un descanso del sol del mediodía y te deleites con algunos de los mariscos más finos y frescos del planeta, como camarones (jugosos camarones sazonados con chile en polvo), pargo (un gran filete de pescado a la parrilla en una barbacoa ahumada) o bacalao (pescado cocido a fuego lento en un caldo de pimiento rojo con finas rodajas de patata).

Pregunta al personal del restaurante por su recomendación, y tu plato estará guiado por la captura del día, vendida al restaurante por pescadores que lanzan sus redes a solo unos cientos de metros de la orilla.

Todas estas opciones vienen con una generosa porción de arroz, frijoles, plátano y una ensalada al lado, así que asegúrate de darte una buena hora para relajarte después de comer antes de regresar a las cristalinas aguas.

Además de su impresionante belleza natural, la playa Tarará ofrece a los visitantes la oportunidad de vislumbrar varios momentos del pasado reciente de Cuba gracias a una curiosa mezcla de arquitectura y diseño urbano.

Desarrollado por primera vez en la década de 1940, el entorno tipo aldea fue aclamado por su exclusividad y contaba con alojamiento privado, un club de yates, una iglesia, un cine y numerosas tiendas, todo lo cual añadía un toque moderno a las características neoclásicas de La Habana.

Tras la Revolución Cubana en 1959, la zona fue transformada más tarde en un campamento para estudiantes de primaria, lo que trajo consigo la llegada de símbolos soviéticos, murales y propaganda. Más adelante, el área se hizo popular entre los embajadores extranjeros. Después del desastre nuclear de Chernóbil, la zona acogió a niños ucranianos que necesitaban tratamientos prolongados por exposición nuclear.

La forma más sencilla de llegar a la playa Tarará es mediante transporte privado.

Mientras estés en La Habana, te sugerimos descargar las aplicaciones La Nave o Bajanda en tu teléfono. Estas son aplicaciones locales de viajes compartidos que te permitirán organizar transporte privado para grupos pequeños y grandes las 24 horas del día. Un viaje sencillo a la playa Tarará dura alrededor de 30 minutos desde la Habana Vieja y cuesta 15 USD.

Para asegurarte de no quedarte intentando parar un taxi en tu traje de baño, también recomendamos acordar una hora de recogida con tu conductor, así podrás disfrutar de un atardecer caribeño sin la preocupación de tener que encontrar cómo regresar a casa.

Alternativamente, también puedes tomar el autobús 400 que inicia su ruta justo frente a la estación de tren de la Habana Vieja. El servicio cuesta menos de 1 USD; sin embargo, requerirá un poco de paciencia ya que ciertas rutas tienen una frecuencia mayor que otras.

Escrito por Gabriela Rey.

Publicado en Octubre 2022.