Visita el Museo de la Revolución y revive la lucha por Cuba

La primera joya del museo es el edificio mismo. Data de 1913 y encapsula las transformaciones que Cuba ha sufrido a lo largo del último siglo – pasando de ser un palacio aristocrático a un faro del patrimonio colectivo de la isla.

Ubicado a poca distancia a pie de otros edificios históricos, el Museo de la Revolución estaba originalmente destinado a albergar el consejo local de la ciudad. Según la leyenda popular, al ver la decoración suntuosa (encargada por Tiffany & Co., famosa por el desayuno de Audrey Hepburn) y la espléndida cúpula construida, la Primera Dama decidió que debería convertirse en la nueva residencia oficial de su familia.

Durante el mandato de gobernantes posteriores, el palacio acumuló más símbolos de la riqueza que pasó por los campos de juego de la isla: detalles en oro sólido y bronce, paneles de mármol de Carrara y una Sala de Espejos construida a imagen de su homónima de Versalles. Después de la Revolución de 1959, se reconvirtió en un museo, y su esplendor se convirtió en un derecho público.

El museo ofrece a los visitantes un recorrido completo por la historia de Cuba para los cubanos, y no evita intentar avivar las llamas de su orgullo patriótico. La exposición comienza con una colección de artefactos precolombinos, sigue con algunas de las reliquias más importantes de la Guerra de Independencia y termina con los estallidos definitivos de la Revolución de 1959. Aquí encontrarás documentos y fotografías autografiados de algunos de sus guerrilleros más famosos, como el Che Guevara y el guerrero-poeta Camilo Cienfuegos.

¿El mayor atractivo? La oportunidad de entrar en el yate Granma original, que trajo a los primeros 13 guerrilleros cubanos desde México. Eventualmente, se esconderían en las montañas de la Sierra Maestra para comenzar a luchar contra Fulgencio Batista. El yate se encuentra en uno de los patios exteriores, donde es visible desde el exterior – así que incluso si no tienes tiempo para un recorrido completo por el museo, puedes tomar algunas fotos desde la calle.

Si prefieres nutrir tu alma con arte en lugar de con política, asegúrate de visitar las salas dedicadas a los más grandes maestros de la pintura cubana. Esta área incluye obras maestras de Leopoldo Romañach y Armando Menocal, quienes retrataron escenas de la vida cotidiana en la isla durante el siglo XX. Junto a ellos, encontrarás un busto del Héroe Nacional de Cuba, el poeta José Martí, vigilando una de las principales escaleras del palacio.

Finalmente, las columnas de la entrada principal esconden un detalle que a menudo pasa desapercibido para la mayoría de los visitantes. Una serie de agujeros de bala permanecen visibles, aunque sin marcar ceremoniosamente. Estos agujeros datan de uno de los momentos clave en la historia cubana: el asalto al Palacio Presidencial en 1957.

El museo ofrece visitas guiadas tanto en inglés como en español. Se permiten fotografías en todas partes, así que asegúrate de llevar una cámara o tu teléfono móvil – solo apaga el flash cuando tomes fotos de las pinturas más antiguas. Después de tu visita, puedes caminar hasta el Museo de Bellas Artes, que está justo al lado, o hacer una parada rápida para un aperitivo en uno de los cafés cercanos.

Puedes encontrar el museo en la Calle Refugio #1, en el centro de la Habana Vieja. Está abierto todos los días de 10:00 a.m. a 5:00 p.m.

Escrito por Gabriela Rey.

Publicado en Octubre 2022.